Cuando dos periodistas coinciden!

fFUENTE: Del perdón ( Diario de León – 15/12/2015 )

EDUARDO AGUIRRE 15/12/2015

Pocas imágenes tienen la fuerza simbólica de una puerta. Una de las películas más bellas de la historia del cine, Centauros del desierto, de John Ford, comienza con una puerta que se abre y concluye con otra que se cierra, ambas ante el protagonista, aunque ya se no trata del mismo personaje, pues se ha liberado de su odio. El pasado domingo, en San Isidoro abrieron la puerta del Perdón, como comienzo del Año Jubilar de la Misericordia. Días antes, me había encontrado en las páginas de este mismo periódico un excelente artículo del periodista leonés —afincado en Cataluña— Nicanor Cardeñosa en el que reconocía su amor por la atmósfera de paz que transmite esta iglesia. Meses atrás nos habíamos visto en La Robla y conversamos acerca del perdón. No recuerdo cómo llegamos a tales territorios; quizá se deba a que el tema te escoge, y no al revés. Asimismo, hace semanas estuve comiendo en nuestra ciudad con un prestigioso periodista y escritor venezolano, obligado a vivir fuera de su país. También surgió el tema del perdón, esta vez como herramienta política.

El papa Francisco ha remitido a los creyentes un largo texto, con motivo de este Año Jubilar. Sus palabras pueden ser respaldadas por cualquiera, sea o no cristiano: «El perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices». Él mismo ha reconocido la dificultad. Por ello pide «recuperar el valor del silencio». De ese silencio que no es mutismo, sino acción. Y sí, que hermosa imagen esa puerta abierta de nuestra basílica. Pero no se trata sólo de estética. Hay mucho más: cristianismo. Presente vivo, no sólo pasado solemne. Por ejemplo, en su texto el pontífice habla sobre la corrupción: «Si no se combate abiertamente tarde o temprano busca cómplices y destruye la existencia». Por ello, porque tal imagen es más que estética, cabe preguntarse —con compasión— por cómo estará el ex diácono de Astorga, Vallejo Balda, reo —ante todo— de sí mismo. El corazón es nuestra puerta. Abrámosla. Que siempre haya alguien y algo dentro. Que nadie pueda llamar al tuyo -tock, tock- y no te encuentre.

 
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