Ensayo general del hombre contemporáneo.

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«Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo”. Esta frase de Flaubert que Marguerite Yourcenar leyó en 1927 fue uno de los desencadenantes de su Opus Magnun -al menos para mi- que tituló «Memorias de Adriano». «He dedicado gran parte de mi vida tratando de definir, y luego de pintar, a ese hombre solo y, por lo demás, unido a todo». Marguerite Yourcenar.

A todo no. Antínoo se le suicidó Marguerite, lo que, si me lo permites, muestra un punto de dejadez. Otro apunte más, con tu permiso: Memorias de Adriano, libro de cabecera de este ignorante y de, posiblemente, la mitad del mundo civilizado y sensible de Occidente, es un título trampa, inconscientemente nos hace retrotraernos a su «hijo» adoptivo, Marco adriano-6-museo-britanicoAurelio, que es para quien «aceptamos» los lectores, escribió sus «Memorias» que tú has creado literariamente, y que sí escribió  «Meditaciones», que han llegado a nosotros, y son algo similar a unas memorias, pero con coeficiente exponencial. «Meditaciones» es un libro de filosofía, pensamiento y vida estoicos. Ese mismo estoicismo que puebla mucho del desarrollo posterior de eso que tu llamas «Cristo» y que en realidad es el cristianismo, que no sólo incluye el fenómeno religioso, como sucedía con el paganismo, sino que conforma una forma de entender el mundo y, por lo tanto, la vigencia de unos valores y una cultura determinada. «Memorias» es un libro imprescindible de la literatura, «Meditaciones» es un libro imprescindible del pensamiento y del espíritu.

Dicho esto. Marguerite, querida diosa -ves, los cristianos somos culturalmente pseudopaganos-, todo, todo en «Memorias de Adriano«, está poblado de un hombre capaz de tener el mundo en la cabeza, que jamás supo sobreponerse al hecho de no haber sabido tener a Antínoo en el corazón. Yo creo que Adriano no estaba sólo -de los dioses y de Dios- sino de Antínoo, es decir, del amor. Es decir, estaba enamorado, pero consideraba el amor un accesorio más de su vida de emperador.  Error. Las ocupaciones le hicieron descubrirlo todo cuando ya era demasiado tarde.

Hoy es 13 de diciembre y no es martes. Y es un día en el que la familia no está ya y los robots no están todavía y a la descripción de ese hombre -a caballo entre Mauthausen y las fotos de Plutón- es a lo que creo que he dedicado toda mi vida y dedicaré el resto… consciente de que el fracaso es el único destino. El triunfo, he aprendido a creer, no está en terminar lo que hacemos, sino en poner la vida en ello, como decía Camus, «ya no buscar la felicidad, sino algo superior, la autenticidad».

La nueva religión de nuestro tiempo Occidental, basado en las mentiras -van más allá de los errores- de la Revolución Francesa, es la vigencia con la que hemos inaugurado el nuevo Siglo, llenos de ilusión o ignorancia, son casi sinónimos, deslumbrados por los confines del Universo, que nos ha sido entregado por la Teoría de la Relatividad y por los confines de lo inmensamente pequeño del todo, que es lo que nos ha entregado la Física Cuántica. Con ellas, hemos abierto todas las cajas de Pandora a la vez: la manipulación genética, lo termonuclear, con la división de la «la parte indivisible  de la materia» que era el átomo y la Inteligencia Artificial -loca carrera de Google y Cía… perdón «Alphabet» -… vamos, el nuevo «Yo soy el Alfa y el Omega»; cristiano… por citar tres tecnologías científicas con la capacidad, por primera vez en la Historia del Hombre -y la mujer- para destruir a la Humanidad y borrarla de la faz del Universo. Una nadería en el Olimpo. Suponiendo que el Universo exista más allá del hombre, que es algo en que los científicos no se ponen de acuerdo,  no Pandora, sino las Pandoras -siempre ponemos a los Mitos en esteroides- están libres y el hombre de los laboratorios reza en los mercados de valores para que apuesten por los buenos.

Ya se sabe, Ortega no está muerto, lo asesinaron.

Acaba el día en esta nueva soledad de este hombre nuevo. Vivo el futuro con creciente familiaridad. «Futurizo«, lo llamaría Julian Marías que se dedicaba a pensar en esta España sorda al pensamiento. Ya se sabe, Ortega no está muerto, lo asesinaron.

Dejo aquí, por su belleza, el poema del emperador Adriano que se conserva y con el que termina Yourcenar sus Memorias:

Animula, vagula, blandula
Hospes comesque corporis
Quae nunc abibis in loca
Pallidula, rigida, nudula,
Nec, ut soles, dabis iocos…  

–  Adriano

Que en traducción libre más o menos diría…

 

Pequeña alma mía, blanda y errante,

huésped y compañera de mi cuerpo,

partirás para lugares

pálidos, rígidos, desnudos,

y ya no bromearás como acostumbrabas.

– Adriano