On Reading Phi: «pg 165, y una primera reflexión»!

Phi, un viaje del cerebro al alma. Giulio Tononi.
Phi, un viaje del cerebro al alma. Giulio Tononi.

Phi me llegó por mensajería como un regalo de mi amigo Ignacio Muñoz SanJuan, un amigo neurocientífico, vicepresidente en una Fundación para las personas con la enfermedad de Hunttington, lo que nosotros conocimos siempre como «El baile de San Vito». Conoci a Nacho en el Big Cup hace cerca de 20 años, un cafe enorme, con pareces enormes pintads en rosa y amarillo con grandes flores, como dibujadas por un niño, salteadas por todos lados. Recuerdo que le hablé sobre la curiosidad que me provocaba el hecho de que pudieran existir «chips» -0/1- biológicos y se pudiera programar una célula o partícula simple con un código genético que llegara a construir ordenadores tan perfectos como el ser humano. Hasta el punto de que no supieramos o -llegaramos a saber- que el ser humano no es sino un gran ordenador biológico. Naturalmente, yo no no había oído hablar entonces de biotecnología, ni de Turing, ni de toda la ciencia -la poca ciencia- que hoy puebla mi vida. Allí nació una amistad que continúa y, hoy, 11 de Septiembre -el día que Nueva York cambió para siempre-, y que leo en Bloomberg Technology que «Google’s DeepMind Achieves Speech-Generation Breakthrough», escribo el pimer comentario del que me parece -físicamente- uno de los libros más bellos que conozco y, cuyo contenido y -sobre todo- estructura, me tiene desconcertadamente apasionado. Parte de nuestra interacción, que sólo una persona como el podría mantener -me refiero a Nacho-, se basa es mi creencia profunda en la magia y en Dios -como católico-, y que la ciencia no es sino una religión más… (más o menos.) Hace unos meses una amiga empezo un blog y yo me animé con lo que prefiero llamar una no-revista que llamé On Ignorance, tras haber leído que en las Universidades Norteamericanas se empieza a luchar -se ejecuta ya en algunas- por la enseñanza no sólo de lo que conocemos… sino de lo que ignoramos. De la enseñanza de la ignorancia en sí. Ese concepto científico me llevaría a dejar de calificar la ciencia como una «religion» basada en algunos puntos básicos de «fe» que no se cuestionan -la física cuantica está avanzando muchísimo por este camino de preguntarse lo «imposible» y reconocer que hoy la posibilidad de conocimiento incluye los límites como una certeza.
Cuando me llegó el libro, vi que la portada de PHI – Φ – viene con la letra griega, en mayúscula, que ha dado nombre a la constante de Fibronacci -me lo «presentó» Alejandro Maestra-, cuya obra ilustró el propio Leonardo… y que se conoce conocida como la proporción aurea o el número de Dios.

2016 ha sido un año increíble en avances científicos a nivel cosmológico, (astronómico??) partiendo de la confirmación de la existencia del teórico Bosson de Higgs. Hoy se confirma tambien, de forma empírica, que es la «fe» en la que para mí está-estaba basada la ciencia -la existencias de ondas gravitacionale-, confirman, «otro» concepto del universo.

La esencia de la gravedad y su fuente, siempre me parecio -desde mi ignorancia, un lugar muy cómodo para hablar de ciencia sin que te apunten millones de dedos-, uno de los lugares en los que la ciencia se encontraba con, hum… ¿gran agujero negro?. Con la confirmación empírica de las ondas gravitacionales producidas por la fusión de dos agujeros negros, nos llega la confirmación, tambien, de la existencia del «sonido» del Univeso. Una «música» que practicamente se sabe como sonará, aunque aún no tenemos la capacidad ténológica para re-producirla de forma veraz.

la conciencia no es una cebolla, sino el corazón de una cebolla!»

Lo primero que me impresionó de la portada del libro, fue que la letra griega PHI en mayúscula, está compuesta graficamente para un occidental por una «O» mayúscula y una «I» mayúscula que la atraviesa. Las iniciales de «On Ignorance». El autor, Giulio Tononi -brillante neurocientífico tambien- llega a esta nomenclatura o nominación en torno al concepto de consciencia o de informacion cognitiva, a través de otra aproximación, en la que I sería Información -cantidad- y un CIRCULO que sería integración; luego Φ viene de la búsqueda de un símbolo para una definición… PHI en mayúscula, el símbolo de la proporción aurea, sería «la forma de dividir algo en partes. Y el mínimo «corte» que revela cuanta información permanece como información integrada, la forma correcta de dividir un sistema en partes» -pg 164-. la Φ de Φbronacci, o la Φ de Φenomenologia,,,» De lo cual deducen los personajes del libro, que «la conciencia es una cebolla», bueno, de forma más precisa como una cebolla cuyas capas se pueden ir pelando sin que deje de ser una cebolla hasta que se encuentra el centro que ya no puede ser pelado -cortado- sin que dejemos de tener en las manos una debolla. Es decir «la conciencia no es una cebolla, sino el corazón de una cebolla!» ante cuyo hallazgo, los personajes «Gallileo y Alturi» se animan por estar consiguiendo «un significativo progreso». Pg. 165.

Obviamenente, hay retranca, pero va completamente en serio.

FUENTE: Apuntes en Goodreads.